Mensaje de monseñor Ojea para la 51 Jornada Mundial de la Paz

Feliz año!
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Queridos amigos, feliz Año Nuevo.

Siempre decimos que el tiempo pasa volando, que no nos alcanza el tiempo para nada. En realidad el tiempo desgasta, corroe, pasa rapidísimo.

Por eso, todas las culturas celebraban el Año Nuevo, más allá de los calendarios, todas las culturas y las religiones establecían ritos para poder hacer como un paréntesis y hacer que comenzamos algo nuevo, para pensar en cómo hemos utilizado el tiempo y, al mismo tiempo, proponernos hacer aquello que no hemos hecho en el tiempo; ya que el tiempo nuevo, siempre es una oportunidad para trabajar mejor, para ser mejores personas.

Nosotros los cristianos miramos al Niño que ha nacido, que para nosotros es todo lo nuevo, y miramos a la Santísima Virgen que es el origen de todo; ella nos ha traído a Jesús, es la aurora de la salvación, por eso el 1° de Enero celebramos a Santa María, Madre de Dios.

Y este es el día en que el Papa nos regala su mensaje para la Jornada Mundial de La Paz, al comenzar el año; este año es “Migrantes y refugiados, hombres y mujeres que buscan la paz”.

Examinando el tiempo, junto con este mensaje, creo que es muy bueno pensar cómo estamos acogiendo al otro, hasta qué punto somos hospitalarios, ¿no habremos perdido esta virtud extraordinaria de la hospitalidad, de poder ofrecer nuestros espacios a otros?

Proteger, esa capacidad de mirar a aquel que está desvalido; los migrantes y los refugiados tanto lo necesitan. Todo lo que significa el exilio o el desarraigo, como el desamparo, como la pobreza; acoger, proteger, “promover” dice el Papa, poner estas energías en el tiempo nuevo, en promover al hermano que está de paso y que está sufriendo exilio y desarraigo.

Finalmente, también, integrar. Qué bueno sería proponernos un tiempo nuevo, en el que cada uno pueda tener su lugar y nosotros convertirnos en gran familia que acoge y que recibe.

Cuantas cosas se han perdido culturalmente y debemos recuperar, por eso el tiempo nuevo puede plantearnos una oportunidad nueva para poder servir mejor a Dios y a los hermanos.

Qué Dios los bendiga y que tengan muy feliz Año Nuevo.