Misa por el progreso de los pueblos celebrada por Francisco en Temuco

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19 enero, 2018
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En su tercer día de visita a Chile, y ante 150 mil fieles, según cifras oficiales, Papa Francisco celebró hoy en el Aeródromo de Maquehue, en Temuco, la Misa por el progreso de los pueblos.

En un clima de gran fraternidad, representantes de la colectividad Mapuche, originaria de ese lugar, entonaron una rogativa mapuche, es decir, una plegaria por las intenciones de este pueblo y que ya es costumbre en las celebraciones de la Diócesis de Temuco.

En la Oración colecta inicial, Francisco pidió: “Para que los bienes destinados a todos promuevan la dignidad de cada persona y afiancen en la sociedad humana la equidad y la justicia superando toda división entre los hombres”.

En su homilía, el Santo Padre se dirigió especialmente a los pueblos originarios del país sureño como los rapanui, aymaras, quechuas, atacameños y especialmente los mapuches, que viven en la zona de la Araucanía, entre otras reflexiones expresó que: “Todos nosotros que, en cierta medida, somos pueblo de la tierra (Gn 2,7) estamos llamados al (Küme Mongen) al Bien vivir, al Buen vivir, como nos lo recuerda la sabiduría ancestral del pueblo Mapuche. ¡Cuánto camino a recorrer, cuánto para aprender el Küme Mongen! Un anhelo hondo que brota no solo de nuestros corazones, sino que resuena como un grito, como un canto en toda la creación. Por eso, hermanos, por los hijos de esta tierra, por los hijos de sus hijos, digamos con Jesús al Padre: que también nosotros seamos uno. ¡Señor haznos artesanos de unidad!”.

Asimismo el Papa alentó a vivir la unidad y a superar todo tipo de violencia, en tal sentido expresó que: “La unidad que nuestros pueblos necesitan reclama que nos escuchemos, pero principalmente que nos reconozcamos, que no significa tan solo «recibir información sobre los demás, sino de recoger lo que el Espíritu ha sembrado en ellos como un don también para nosotros». Esto nos introduce en el camino de la solidaridad como forma de tejer la unidad, como forma de construir la historia; esa solidaridad que nos lleva a decir: nos necesitamos desde nuestras diferencias para que esta tierra siga siendo bella. Es la única arma que tenemos contra la «deforestación» de la esperanza. Por eso pedimos: Señor, haznos artesanos de unidad”.

Cabe destacar también el instante de silencio al que invitó el Papa Francisco por aquellas personas que sufrieron y murieron en esas tierras, producto de las graves violaciones a los derechos humanos cometidos durante la dictadura militar entre los años 1973 y 1990.