Reflexión de monseñor Ojea para el tiempo de Adviento

Mensaje Monseñor Fassi para la Jornada de oración por la vida contemplativa
15 noviembre, 2016
Mensaje de monseñor Ojea para la Fiesta de la Inmaculada Concepción
5 diciembre, 2016
 
 
 

Queridos amigos, el Adviento es un tiempo de memoria y un tiempo de esperanza.

Memoria porque hacemos un balance de lo que nos ha ido pasando este año; tenemos que saber leer nuestra vida, no podemos tragarla, tenemos que masticarla y aprender a pensar qué nos quiso decir el Señor a través de nuestra historia de este año, qué nos falta, qué nos duele y al mismo tiempo qué cosas tenemos que agradecer, qué cosas tenemos que valorar.

Esto es propio del tiempo previo de Navidad, a la memoria, y junto con la memoria, la esperanza. Somos una familia, miramos juntos el horizonte de nuestra vida y Jesús nos enseña que Él es la luz del mundo; Él no quiere que permanezcamos oscuros, en las tinieblas del desamor, de la falta de caridad, de no poder vincularnos bien con nuestros hermanos, de no ser familia.

Entonces, Él viene, se compromete con nuestra carne, no quiere que caminemos solos, quiere que caminemos juntos y con Él.

El Adviento, preparando la llegada del Niño Jesús, es un tiempo que toca nuestro corazón para salir de nosotros mismos y ayudar a los hermanos; tenemos que aprender a mirar a los costados, a mirar a aquellos hermanos que han tenido un año más difícil que el nuestro; que viven situaciones mucho más complicadas que las nuestras; que necesita nuestro apoyo, nuestra mirada, nuestro tiempo.

Este el sentido de la Colecta que hacemos en Adviento; salir de nosotros mismos para poder mirar a nuestros hermanos y preparar junto con ellos la venida del Niño Jesús.

Abramos el corazón para que el Niño Dios haga desaparecer toda oscuridad de él, ilumine nuestra vida y nos haga crecer en el amor a los hermanos.

 

Qué Dios los bendiga.