2.000 estudiantes participaron por la Misa del Joven

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Bajo el lema “Qué me queda por hacer”, dos mil alumnos del último año de la escuela secundaria de cuarenta colegios de la diócesis de San Isidro, participaron hoy de la Misa diocesana de los 6tos años de secundaria que estuvo presidida por el obispo Oscar Ojea, y que se celebró en las instalaciones del colegio Marín.

El inicio del encuentro contó con la participación de dos jóvenes que compartieron sus testimonios, focalizando en el modo en que buscaron responder a la pregunta del lema, tanto en la instancia de elegir una carrera o a la hora de pensar qué hacer en el futuro; a través de ambos mensajes se buscó transmitir la importancia de hacerse esta pregunta sin miedo para descubrir el propio proyecto de vida.

Ojea en su homilía se refirió a los testimonios mencionados, haciendo hincapié en el desafío que se le presenta a los jóvenes que egresan de la escuela secundaria, al momento de elegir una carrera, en este sentido expresó que “hay algo que Dios nos puso en el corazón a cada uno”, y agregó que “cuando venimos a este mundo, venimos con un don, con algo que ofrecer y eso tenemos que descubrirlo”, y alentó a ser pacientes y estar atentos en esta búsqueda.

El Obispo mencionó dos aspectos que pueden dificultar la toma de la decisión vocacional; en primer lugar se refirió a la actitud que busca satisfacer al deseo de los demás, dejando de lado la propia voluntad;  también se refirió al riesgo que implica la toma la decisión y que  expone al fracaso o al error, y luego señaló que “cuando tomamos una decisión como la que van a tomar ustedes, es para transformar la realidad”, y en clave evangélica dijo que “viniste con algo especial para servir a los demás; no podés olvidarte de ellos al momento de tomar la decisión, porque Dios lo puso en vos para que puedas servir mejor y para que puedas encontrar toda tu alegría en el servicio”, y agregó que “Jesús cree en vos; cree en vos mucho más de lo que vos creés en vos mismo y en vos misma”.

Ojea señaló también la importancia de, al momento de tomar una decisión, conservar “la sensibilidad que tienen para el dolor y para el abandono en lo demás”, y continuando que su reflexión señaló que “vivimos en una cultura que se endurece y se anestesia frente al dolor de los demás”, y pidió que “no dejen que nada los anestesie, porque frente a eso tenemos muchísimo que hacer”.

Hacia el final de su homilía, el Obispo expresó que “volvemos a ese Jesús que nos miró, que confía en nosotros, y le pedimos toda la fuerza para tomar esa decisión que brote de nuestra libertad, y tener la valentía de la esperanza, para poder afrontar el futuro con mucho coraje y con la confianza de aquel que cree en nosotros”.

Cabe mencionar que esta celebración, es la primera luego de 3 años de no haber podido realizarse, debido a las medidas sanitarias establecidas durante la pandemia.

Fueron concelebrantes el obispo auxiliar Guillermo Caride y presbíteros que acompañan pastoralmente a colegios de la Diócesis.