Mensaje de monseñor Fassi para la fiesta litúrgica de San Lorenzo, Patrono de los diáconos

Comunicado de la Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia (CEVILAF)
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Colegio de Consultores
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En el marco de la fiesta Litúrgica de San Lorenzo Mártir, Patrono de los diáconos, monseñor Fassi saluda a los 61 diáconos permanentes que hay en la Diócesis. Compartimos su mensaje,

“Cuando pensamos en el diaconado, pensamos en el gesto del lavado de los pies -en cuando Jesús le lavó los pies a sus discípulos-, también como un gesto de servicio, que es la Eucaristía y que es el diaconado; entonces, el servicio de lavar los pies, la Eucaristía y el diaconado están íntimamente relacionados”, comienza diciendo monseñor Martín Fassi en su mensaje para el Día del Diácono.

Haciendo referencia a cuando María la de Betania unge los pies a Jesús con aceite perfumado, monseñor Fassi resalta que: “Ese gesto debe haber conmovido y consolado tanto a Jesús, porque era un gesto que lo ayudaba a enfrentar su muerte, que le quedó en su corazón y en su memoria y por eso dijo: “Este es el gesto que quisiera perpetuar en la Iglesia y que quisiera que algunos miembros de la Iglesia lo realicen de un modo particular”. El diaconado es eso, es ser presente como una Iglesia que lava los pies, pero que también, como Jesús, se deja conmover cuando son lavados sus pies”.

“Si queremos estar en cercanía con la gente en nuestro servicio cotidiano, cuando estamos al lado del dolor de los otros”, afirma monseñor Fassi, “necesitamos también que se nos laven los pies a nosotros, dejarnos lavar los pies con el misterio de la consolación, que muchas veces viene de esas personas a las que servimos y que sufren”.

Monseñor Fassi termina su mensaje diciendo que: “Siendo sensibles al dolor del otro, puede llegar a ser para nosotros un ministerio de consuelo que nos impulse a entregarnos. Si el diaconado nos hace crecer en humanidad, en una fe más madura, más ligada a la Pascua de Jesús, entonces estamos siendo la Iglesia diaconal que Jesús soñó”.