Mensaje de monseñor Fassi par la Fiesta de la Asunción de la Virgen

Mensaje de monseñor Fassi para el Día del Diácono Permanente
10 agosto, 2017
Creación de la Comisión diocesana de Justicia y Paz
17 agosto, 2017

Una mujer vestida de sol con la luna bajo sus pies, esa es la imagen que nos deja la Palabra de Dios cuando nos ayuda a reflexionar esta fiesta tan linda de la Virgen, que es la Asunción de María al cielo, y digo que es linda, porque esta fiesta nos muestra hacia dónde vamos todos: hacia la glorificación de toda nuestra vida, de toda nuestra historia, de todo nuestro ser.

Una mujer vestida de sol es un ser brillante, lleno de luz, con la luna bajo sus pies, bien plantada sobre la tierra, sobre su realidad.

El sol y la luna como el signo de toda la creación que también va a ser glorificada, somos en comunión con nuestra Madre Tierra, con el Sol, con la Luna, con todo lo creado.

La Asunción de la Virgen nos llama a reflexionar sobre el bien de la creación, sobre el bien de la máxima expresión que es el ser humano.

Cuando una mamá levanta a su niño de la cuna para darle de mamar, lo está elevando.

Cuando una mamá o un papá se agachan para recoger a su niño que está en el suelo, pero porque a lo mejor se cayó o está lastimado, lo levanta para llevarlo hasta su rostro, hasta su pecho para abrazarlo, besarlo y consolarlo.

Elevar a la persona humana, elevar al que está solo, elevar al que está desconsolado, elevar al que está, elevar al que está olvidado, al que tiene hambre, elevar al que está solo; asumir esas realidades humanas, eso es la Asunción de la Virgen.

Dios, nuestro Padre, asume a María como la mayor creación y la más preciosa creación, la concebida sin pecado original y la lleva a la gloria.

Es un mensaje para todos nosotros, los seres humanos, hijos de Dios, es un mensaje también para toda la creación.

Estamos llamados a realizar el sueño de Dios, el plan de Dios, el proyecto de Dios que es su Reino: elevar todas las realidades a su máxima expresión, para que entonces el ser humano sea pleno, brille como el sol, con la luna bajo sus pies, con su vida realizada.

La Asunción de la Virgen nos llama a comprometernos por una vida más humana y mejor.

¡Qué ella nos bendiga, la Madre de todos nosotros!