Mensaje del Obispo Oscar Ojea para la misa de inicio de la fase diocesana del Sínodo

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El Obispo Oscar Ojea presidió la misa celebrada ayer en la Catedral de San Isidro por el inicio de la fase diocesana del Sínodo de los Obispos, al que nos convoca el Papa Francisco, que culminará en Roma en el 2023; fueron concelebrantes los Obispos auxiliares, Guillermo Caride y Raúl Pizarro, y el pbro. Carlos Cagnassi, encargado de Liturgia.


Refiriéndose a la Lectura del santo evangelio según san Marcos -un relato en el que se le presenta a Jesús una situación de conflicto generada por la ambición de poder- el Obispo expresó que “El Evangelio que acabamos de escuchar, confirma que para Jesús la fraternidad se vive como servicio, el modo del servicio, es decir, el aportar aquello que Dios nos dio como don a cada uno, el ponerlo al servicio, el darle ese dinamismo de la utilidad inmediatamente dirigida al prójimo, es lo que nos hace felices” y continuó señalando que en la última parte de su predicación que Jesús “sobre todo en la última parte de su vida, en la última parte de su predicación, fijémonos que aquí ya él les ha anunciado tres veces a los apóstoles su destino final y ellos están todavía pensando quién es el más el más importante, qué lugar va a ocupar, qué protagonismo va a tener” y “Jesús así como en el lavatorio de los pies, casi en el eclipse de su vida, nos va a dejar esa enseñanza de que son bienaventurados aquellos que practican este servicio”.


Continuando con su mensaje Ojea afirmó que “para poder realizar este servicio con transparencia, con eficacia, principalmente el servicio de anunciar el Evangelio, qué es la misión principal de la Iglesia el Papa convoca a toda la Iglesia católica a un Sínodo”, y aclara que “sínodo significa caminar juntos, es una práctica que hace al estilo a la naturaleza, al ser más profundo de la Iglesia, a la misión misma de la Iglesia”.


“Cuando amamos mucho a una persona, nos sentimos responsables de su vida y nos sentimos responsables de su destino” señaló a modo de ejemplo el Obispo para luego afirmar que “como amamos a la Iglesia y la amamos apasionadamente por eso mismo vamos a aportar aquello que salga de nuestro pensamiento, de nuestros sentimientos cuando recibamos la consulta; al mismo tiempo vamos a escuchar con atención, entre nosotros, sacerdotes laicos, obispos nos vamos a lanzar a una escucha mutua necesaria ya que la evangelización es una tarea de toda la Iglesia”.


Profundizando en su mensaje, el Obispo Ojea afirmó que “la Iglesia no es una corporación en la que algunos deciden piensan mandan, otros colaboran, ejecutan y obedecen” y nos llama a entender que somos todos corresponsables y que será “un volver a las fuentes mismas del bautismo, es una profunda conversión pastoral que nos lleva a las raíces de la vida cristiana; por el bautismo somos todos hijos todos hermanos, todos son ungidos por el Espíritu Santo, todos enviados”.

“El Papa quiere que en esta larga consulta que va a durar tres años -y que hoy comienza la fase diocesana, después comenzará la fase regional, luego la continental, y finalmente en Roma en el 2023 el Sínodo de los obispos-, que vayamos recogiendo con la escucha atenta, aquello que todos los fieles aporten, aquello que todos los fieles vayan recibiendo” y amplía la explicación diciendo que “cuando nos convoca al Sínodo, el Papa nos recuerda que dependemos necesariamente unos de otros, y más en momentos difíciles, en momentos donde todo parece nublarse, nos necesitamos unos a otros, necesitamos escucharnos, necesitamos escuchar bien”.


Asimismo, El Obispo aclara que “esto no va a ser un Parlamento, ni tampoco una encuesta, ni tampoco un estudio que concluye allá en un documento”, sino que “es un modo de practicar lo que la Iglesia practicó desde su nacimiento, que es escuchar al Espíritu Santo a través del escucharnos todos”.


“Este primer tiempo, es un tiempo que está marcado por la oración, la oración por la Iglesia para que en este momento de crisis profunda de la humanidad pueda cumplir su misión pueda vivir su misión para qué todos puedan participar la Iglesia es una casa abierta” expresó el Obispo ya hacia el final de su mensaje, y agregó que “están convocados aún aquellos a quienes la Iglesia les es indiferente, pero que muchas veces ven a la Iglesia como útil en el plano social o en el plano moral, entonces son importantes también estos aportes de aquellos hermanos y hermanas a quienes la Iglesia les es indiferente; son importantísimos los pensamientos y los sentimientos de aquellos que han sufrido heridas en la Iglesia, que se han sentido decepcionados por muchas cosas o enojados o tristes o lastimados la Iglesia”.


El Obispo Ojea culminó su homilía señalando la importancia de la escucha mutua como ejercicio para mejorar, como así también la importancia de lograr una participación amplia en la próxima instancia que estará constituida por consultas para “que podamos escuchar con claridad al Espíritu Santo en tiempos difíciles en los que la Iglesia tiene que mantenerse fiel a su misión de predicar el Evangelio, y de servir en este desafío de fraternidad que nos impone el momento en el que estamos viviendo”.