Ojea presidió la Misa en memoria de Benedicto XVI en la Catedral

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Una numerosa cantidad de fieles concurrió hoy por la tarde a la catedral de San Isidro, para participar de la misa por el eterno descanso del Papa emérito Benedicto XVI que fuera presidida por el obispo Oscar Ojea y concelebrada por el obispo auxiliar Pizarro y Pedro Oeyen, párroco emérito de la Catedral.

Ojea comenzó su homilía expresando que “celebrando en este día las vísperas de la Epifanía -del día de Reyes, revelado a todos los pueblos, más allá de Israel, representados por los Sabios de Oriente-, hemos querido unirnos, como Diócesis, a la Misa exequial celebrada en Roma esta mañana, por el eterno descanso de nuestro Papa emérito Benedicto XVI”.

“La vida de Benedicto, desde muy joven estuvo marcada por la experiencia de la Guerra”, aseguró el Obispo “estando en el Seminario fue reclutado; vivió la experiencia de la guerra; pertenece a una generación marcada por esta tragedia”. Ojea remarcó también la inteligencia, el intelecto y la notable participación en el Concilio Vaticano II del fallecido Papa emérito.

Continuando con su homilía, el Obispo destacó el libro escrito por el papa Benedicto XVI y publicado en el año 2007, siendo la primera parte a la trilogía dedicada a la vida de Jesús de Nazaret.

“Nos dejó tres Encíclicas sobre la fe, la esperanza y la caridad; en la encíclica sobre la caridad, Benedicto vuelve sobre una idea que estaba implícita en la introducción al cristianismo, pero que está explicitada de un modo brillante”, y leyendo el documente el Obispo expresó “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o por gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona que le da un nuevo horizonte a la vida, y con ello una orientación decisiva”.

Asimismo, el Obispo expresó que “nos deja un legado doctrinal, pero sobre todo esa humildad conmovedora de cuando comprueba su propia fragilidad para gobernar la Iglesia y renuncia ante los Cardenales” agregando que “se produce este fenómeno no conocido históricamente de tener dos Papas”.

Hacia el cierre el Obispo destacó la relación de afecto y respeto mutuo entre Francisco y Benedicto “Papa Francisco iba cada tres meses a visitar al papa Benedicto y decía que la Iglesia, al tenerlo cerca era como tener en casa la figura del abuelo”. En este sentido Ojea compartió el recuerdo de cuando Benedicto celebró sus 65 años de sacerdocio, con una misa predicada por el papa Francisco y en la que el Papa emérito expresa su agradecimiento diciendo “Gracias Santo Padre, gracias por su bondad; desde el primer momento de su elección, en cada momento de mi vida, sé que usted me lleva interiormente, realmente, más que en los jardines vaticanos con su belleza, es en su bondad el lugar donde yo habito y allí me siento protegido”.