Tiempo de regreso a casa, tiempo de volver a Dios

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El Obispo Oscar Ojea presidió la celebración del inicio de la Cuaresma, este Miércoles de Ceniza en la Catedral de San Isidro, en la que el obispo auxiliar Guillermo Caride fue concelebrante.

 “Este es un tiempo para detenerse, para mirar y para emprender la vuelta; nosotros lo vamos a llamar conversión, o tiempo de penitencia, que es dar vuelta el corazón para volver a casa”, expresó el Obispo al comenzar su homilía.

Para reflexionar sobre la vuelta a casa, el Obispo tomó el relato del hijo pródigo, el del leproso agradecido, y el del libro del Éxodo del pueblo de Israel y en a modo de conclusión expresó que “antes del regreso es la conversión, es la penitencia: para poder volver es necesario un viaje de ida, como el que hizo Jesús a nuestra carne: Él vino a compartir nuestro polvo”.

Asimismo, Ojea aseveró que “en este día inclinamos la cabeza, reconociendo nuestros pecados, límites, nuestras fragilidades” “la inclinación más profunda se realizará en la Pascua, el Lavatorio de los pies; la salvación cristiana cosiste en esa salvación profunda, humilde, por amor, la que hace Jesús cuando nos lava los pies”.

Refiriéndose a la frase de Pablo “Déjense reconciliar con Dios”, Ojea expresó “Vamos a bendecir la ceniza, vamos a decir esa hermosa frase que la Iglesia nos pide, al mismo tiempo que la recibimos “conviértete y cree en el Evangelio, y quiere decir: pegá la vuelta, no tengas miedo, viví tu conversión a fondo, déjate querer, déjate abrazar por el amor de Dios, déjate reconciliar con Él para que puedas tener en la Pascua un corazón nuevo” y finalizó asegurando que “ese barro, ese polvo que somos, el Señor lo puede transformar, pero antes que nada tenemos que tomar conciencia de lo que somos”. Posteriormente, el Obispo bendijo las cenizas y luego las impuso sobre los presentes.